domingo, 7 de febrero de 2010

La semilla

Un día de primavera apareció en una humilde casa de aldea una semilla desconocida,los dueños de aquella casa al verla tan extraña no le dieron importancia y la tiraron al vacío.
La rara especie cayó al suelo, al verse despreciada no encontró su lugar en la tierra y viendo el lejano horizonte sintió deseos de verse liberada.
Transportada por el viento y dejándose arrastrar cayó en manos de un salvaje mar
que la mecía entre la blanquísima espuma de sus olas.
Aburrida de la rutina que acunaba su malparado caparazón
y sintiéndose acosada por sus enemigos alados,
con el alma lacerada, se dejo reposar en el fondo de aquel violento mar,
que con desgarros violentó su cuerpo y se acopló en medio de aquellas minúsculas
partículas de electrizante arena que la llevaron hasta una isla.
Se enraizó en una tormenta tropical y por fin encontró el descanso al abrigo de unas matas.
Lanzó sus esplendorosas raíces sobre el verde manto de la hierba.De día recogía la luz y el calor que el sol le ofrecía y de noche se alimentaba de sus propias lágrimas ya que se veía insignificante en medio de aquel vergel desolado,al fin y al cabo no dejaba de ser más que una simple planta.
Un amanecer plácido,resultado de una noche tormentosa, despertó angustiada,notaba cambios a su alrededor,pero no los veía.A sus pies asomaba un charco de agua en la que se vio reflejada y comprobó que era una bella flor coronada de pétalos de intensos y cálidos colores.
De pronto sintió un liviano peso que hacía doblar su cuerpo,eran las manos de un ángel que con inmensa ternura la estaba tomando para si y le susurraba:"Tú serás el tesoro de mi cielo".
Aquel día conoció por fin lo que era la felicidad,pero al pasar de los días descubrió que su felicidad era efímera,no conseguía llenar de plenitud con su presencia a aquel ángel que un día la había robado de aquel lugar en el que había crecido sin saber siquiera quien era.
Vivía de un sueño del que quizás un dia despertara con la ilusión de saber que aquel ángel por fin era feliz y dedicaba unas palabras todas las noches a su dios rogándole que escuchara sus plegarias: Ojalá algún dia pueda verme reflejada en la luz de sus ojos,
deseo llenarme algún dia con el calor de sus labios,
sé que el camino que me queda por recorrer es duro,
pero aunque me marchite,me volveré a levantar,
a pesar de que mis hojas se llenen del rocío de mis lágrimas
y el frío mortal de sus reproches haga mella en mi corazón,
seguiré siendo la flor que un dia "él" robó del incierto jardín de la miseria.

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